viernes, 10 de enero de 2014

Tanto peca el que mata la vaca... como el que agarra la pata.

 
Cuando el hombre  pide justicia para un crimen, siempre se espera que condenen al criminal y a todos los implicados en el mismo.


Entendemos por cómplice a la o las personas que ayudan o encumbren el delito por el motivo que sea...

… tal vez por amor a la persona, por miedo, por evadir el castigo, etc.
 

¿Porqué la justicia Divina debería ser distinta?
 Si somos cristianos, no solo no debemos ser cómplices, sino incluso debemos alejarnos de los que viven practicando el pecado..."ni siquiera comer con ellos” (1 Cor 5,11)

No vaya a ser que nos veamos permeados por engaños y nosotros también pongamos en riesgo nuestra Salvación.

”nosotros saquemos fuera al perverso de entre nosotros” (1Cor 5,13)
 Si sabemos la sentencia para el pecador y nosotros aprobamos o accedemos a sus actos...

¿No seremos cómplice del perverso y correremos la misma suerte? (Rom. 1, 32)

El Catecismo de la Iglesia en el #1868 nos dice que somos responsables del pecado de otros cuando:
- Participamos directa y voluntariamente
-Cuando los aconsejamos, mandamos hacerlo, cuando alabamos su pecado o lo aprobamos
-Cuando guardamos silencio o tenemos la posibilidad de detenerlos
-Protegiendo a los que hacen el mal.

 
El hombre esta capacitado con la razón y el entendimiento para reconocer el bien y el mal... por los tanto somos capaces de juzgar nuestros actos y los de los demás
Evitemos no solo el pecado personal, sino también el ser cómplices de quienes dicen ser cristianos y no lo son.. seamos fieles, firmes y sin doblez ante el Señor, y agradecidos ante su amo



Si no enfrentamos al pecador y damos testimonio de nuestra fe...

¿No será que tampoco en nosotros está la fuerza de la gracia?





 Adobe Systems

No hay comentarios:

Publicar un comentario